σπερ γαρ τα των νυκτερδων μματα προς το φγγος χει το μεθ’ μραν, οτω και της μετρας ψυχης νους προς τα τ φσει φανερτατα πντων.

“Ciertamente, del mismo modo en que se encuentran los ojos del murciélago ante la luz del día, así se encuentra el entendimiento de nuestra alma ante las cosas más evidentes de todas por naturaleza.”

(Met. 993b 9-11)

jueves, 16 de octubre de 2014

Programa IX - 29/12/11 LA VIDA

En los programas anteriores estuvimos hablando de la muerte. El problema o misterio de la muerte, nos lleva inmediatamente hacia el problema o misterio de la vida.
El problema de la vida consiste en definir qué es la vida. Esta definición implica la definición de hombre.

Ya hablamos de la vida vegetativa, sensitiva y racional:
Vida vegetativa: abarca las funciones de nutrición, crecimiento y reproducción.
Vida sensitiva: adhiere el sistema perceptivo. Se percibe lo presente, lo distante, lo pasado y lo futuro.
Vida intelectiva: con voluntad y pensamiento.

Hay cinco características que pueden indicar la vida:
Automovimiento: aquello que tiene dentro de sí el principio de movimiento.
Unidad: la unidad de lo inerte es tan pobre, que su ruptura no implica un dejar de ser.
Inmanencia: la posibilidad de una interioridad.
Autorrealización: tendencia hacia una plenitud de desarrollo y hacia la muerte.
Ritmo cíclico y armónico: se va desplegando a base de movimientos repetidos.

Por otro lado, el misterio de la vida consiste en que es muy difícil explicar la vida. Dos medias células que independientemente no sobreviven mucho tiempo, dan lugar a un ser con pretensiones de eternidad. O, al menos, de inmortalidad.
No podemos explicar muy fácilmente la vida. El doctor Frankestein daba vida a su creación mediante electricidad. Hay algunos cuentos de Alan Poe en los que se devuelve la vida a algunas personas mediante la descarga eléctrica en algún músculo.
Tenemos un deseo de eternidad que no podemos comprender, porque todo lo captamos temporalmente. Pensamos en la eternidad como un presente que no termina. O buscamos la inmortalidad en una reencarnación constante. Pero en el fondo, sabemos que no es esto lo que queremos. Hay algo que no nos cierra. El no morir nunca es algo que tampoco nos convence del todo. Para vivir una vida dolorosa, es preferible no vivir.
La piedra filosofal. Es una solución a este deseo. Pero tiene un plus. Es fuente de vida pero, además, puede convertir en oro todo lo que toque. Los alquimistas se quemaron las pestañas buscando el secreto de la piedra filosofal, fuente de eterna juventud, pero también de felicidad, porque no basta con vivir, sino vivir bien.

Otro personaje es el Judío Errante. Una persona condenada a vivir, condenada a no morir. La leyenda hebrea dice que el judío errante era un zapatero que se rió de Jesús cuando pasó cargando la cruz. Jesús le dijo: “Caminarás”. Desde ese momento, el judío quedó condenado a caminar eternamente, sin poder morir.

Calderón de la Barca escribe en el siglo XVII La vida es sueño. En ella se narra una historia que tiene reminiscencias a una de los relatos de las mil y una noches. En esta historia, dos hermanos gemelos, hijos del rey, deben ser criados por separado. Al parecer, uno de los hermanos era bueno y el otro malo. Se debía procurar que el heredero del trono fuera el hermano bueno. Llegados ambos a la madurez, se descubre que se equivocaron de hermano. Durante una noche el padre cambia a los hermanos, sin que ninguno de los sirvientes se entere.
Al día siguiente, cada hermano reclamaba su situación anterior. Pero los sirvientes aclaraban que era sólo un sueño. Que siempre había sido príncipe el que reclamaba la cárcel; y que siempre había sido prisionero quien reclamaba el trono.


Otra obra de Calderón de la Barca es el Gran Teatro de la Vida, en la que cada personaje recibe de Dios un papel, que debe representar en la obra. La vida es como una gran obra de teatro en la que Dios es el director y cada uno de nosotros los personajes que realiza el papel.

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