σπερ γαρ τα των νυκτερδων μματα προς το φγγος χει το μεθ’ μραν, οτω και της μετρας ψυχης νους προς τα τ φσει φανερτατα πντων.

“Ciertamente, del mismo modo en que se encuentran los ojos del murciélago ante la luz del día, así se encuentra el entendimiento de nuestra alma ante las cosas más evidentes de todas por naturaleza.”

(Met. 993b 9-11)

jueves, 16 de octubre de 2014

Programa VI - 08/12/11 EL SER ARGENTINO II

Decíamos que lo que vamos a buscar es la esencia del argentino. La identidad argentina. No tenemos ninguna seguridad de que la vayamos a encontrar. Pero vale la pena el intento. Tal vez la filosofía sea simplemente este intento. Como decía Aristóteles, lo importante no es la meta, sino el camino mismo.
La filosofía se nos presenta como un remedio contra el macaneo. A lo mejor podemos zafar del macaneo con el ejercicio del pensamiento. No solamente es algo simpático y cotidiano. Es importante y urgente.
El mejor modo de matar un árbol, es destruyendo sus raíces. Para conocer bien el árbol, hay que conocer las raíces. Pero las raíces no están a la vista. Hay que escarbar un poco para llegar a las raíces. Eso es la filosofía. Una búsqueda que no se queda en lo superficial. Una búsqueda que va hacia lo más hondo...
Cuando el Principito llega a la tierra, uno de los primeros personajes que encuentra es una flor. Cuando le pregunta por los hombres, la flor le responde que no se sabe nunca dónde encontrarlos. El viento los lleva. No tienen raíces. Les molesta mucho el no tenerlas.
Hay que buscar nuestras propias raíces. Qué es lo que somos se manifiesta en nuestras raíces. Si las tenemos bien fuertes y profundas, es muy difícil que el viento nos tumbe. Pero si nuestra raíz anda por arribita no más, la más leve brisa nos va cambiando de lugar.
En nuestras raíces se encuentran el gauchismo y el aborigen, el inmigrante, el ciudadano y el campesino, el criollo de la llanura, del litoral, de la pampa inconmensurable, del monte chaqueño, del calor de Santiago y de los vientos sempiternos de la Patagonia, los viñedos de San Juan y Mendoza, Salta, los Chalcaleros, los Nocheros, la Mona Giménez y Les Luthiers, el mate, la cerveza y el tereré, la taba, el sapo y el fulbito.

Tal vez, la argentinidad sea el encuentro armonioso de todo esto. No el pastiche, sino la armonía. Como el Fernet, que lleva un montón de hierbas, pero armonizadas, mezcladas, decantadas. Tal vez nos falte decantar un poco más...

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