Catálogo de los posibles destinos conforme a las distintas creencias:
Cada cultura se ha forjado la posibilidad de seguir viviendo más allá de la
muerte. Y estas creencias se custodian en los mitos.
Dante
Dante viajó a través de los tres posibles destinos del hombre después de la
muerte: el infierno, el purgatorio y el cielo. Todo por amor a una mujer:
Beatriz. Pero no fue el único mortal que entró a los infiernos sin haber
muerto. Ya mucho antes, el poeta Orfeo había encontrado la entrada al infierno
y había ingresado sin haber muerto. También por amor a una mujer: Eurídice.
Platón no lo quería mucho a Orfeo. Creía que era muy poco noble meterse vivo al
infierno por su dama. Habría sido mejor haber muerto por ella...
Grecia
Plutón era el nombre que le dieron los romanos al dios Hades. Era hijo de
Cronos y Rea, y hermano de Zeus y Poseidón. Después de haber derrocado al
padre, los tres hermanos se repartieron el universo. A Hades le tocó el mundo
subterráneo, el reino de los muertos. Ahí vive con Perséfone, su esposa.
Este mundo subterráneo, también llamado Hades, estaba dividido en dos
regiones, Erebo, donde iban los muertos apenas morían; y el Tártaro, la región
más profunda. El tártaro estaba custodiado por Cerbero, el perro de tres
cabezas.
Los griegos en general creían que después de la muerte, el alma debía
atravesar el rio Aqueronte. Un río
lento, negro y profundo. La única manera de cruzar es en la barca de Caronte. Por cada viaje cobra un óbolo.
Por eso los antiguos enterraban a sus muertos con una moneda en la boca. Otro
río del infierno es el Leteo, el río
del olvido.
Los seguidores de la religión órfica,
una secta que seguía al poeta Orfeo, creían en la metempsícosis. Esto es la
transmigración de las almas a través de los cuerpos, mejorando de vida conforme
al comportamiento en la vida anterior. Es muy semejante a la creencia de los
hindúes. El alma se va reencarnando hasta alcanzar el Nirvana, que es algo así
como el abandono en la nada.
Thanatos es un espectro oscuro, una
creatura escalofriante que suele aparecer como un joven serio, triste y
melancólico, con grandes alas opacas y una antorcha encendida que usa de manera
invertida sosteniéndola en su mano. Lo acompaña una sombría mariposa que nos
recuerda que la belleza goza de una vida muy breve. También se adorna con una
corona para demostrar su señorío sobre todo viviente. Posee dos grandes y
oscuras alas y una espada afilada con la cual pone corte a la existencia. Es un
dios a veces frío y distante; otras, acongojado y lloroso. Se ha limitado a ser
sólo una sombra, una fuerza oculta en la oscuridad, opacado por el terrible
Hades, el señor del Inframundo y de los muertos. Es hijo de Nix, la noche y
hermano gemelo de Hipnos, el dios del sueño. Ambos hermanos deliberan, por las
noches, quién se llevará a cada mortal. Hipnos, cuando se esconde el sol, trata
de imitar a su hermano mayor, otorgando a los seres humanos la dulce embriaguez
del sueño que nos interrumpe la consciencia, por unas horas, para que así descansemos
del mundo que nos circunda, de nosotros mismos y de nuestros propios fantasmas,
siempre que no sigan habitando nuestras pesadillas.
Egipto
Los egipcios creían que el ka es
el alma que sobrevive a la muerte del hombre. Sale del cuerpo en el último
suspiro. Esta parte del espíritu de los difuntos era llevado por Anubis hasta el lugar del juicio. El corazón
del muerto, símbolo de su moralidad, era pesado en una balanza junto con una
pluma que representa el Maat, el concepto e verdad, armonía y orden universal.
Si el resultado era favorable, el difunto era llevado ante Osiris. Si no, el
corazón era devorado por Ammit, que impedía así su inmortalidad.
El difunto que era llevado ante Osiris, debía responder con las palabras
aedcuadas, que estaban escritas en el libro de los muertos. Dice así:
“No he mentido al tribunal. No he sido perezoso. No
conozco la mala fe. No he cometido sacrilegio. No he usurpado a nadie su
tierra. No he hecho llorar a nadie. No he matado. No he robado las bandas ni
las provisiones de los muertos. No he cortado un canal. No he privado de su
leche a los recién nacidos. ¡Soy puro! ¡Soy puro! ¡Soy puro!”
El cristianismo católico no acepta el abandono en la
nada del hinduísmo. Cuando se dice que el hombre es nada, es en comparación con
Dios. El salmo 8 dice que contemplando el cielo y las estrellas, todo lo que
existe en la creación, el hombre es nada, y sin embargo, fue creado un poco
inferior a los ángeles. Para el catolicismo, hay tres posibilidades después de
la muerte. Un estado temporal de purificación, que es el purgatorio. El
infierno para quienes no aceptaron a Dios, y el Cielo, para quienes buscaron a
Dios.
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